El enfrentamiento entre
trabajadores mineros sindicalizados de la minería nacionalizada y los mineros
de las llamadas falsamente “cooperativas”, ha llegado a un nivel intolerable al
desenmascarar completamente el carácter de este llamado cooperativismo minero.
Las manifestaciones de protesta y
de reivindicación de cualquier sector social son indudablemente legítimas,
empero en cuanto se emplean armas letales como son los cachorros y las
dinamitas para intimidar al Gobierno, a la población y a los enemigos del
momento, no pueden ser toleradas en las actuales circunstancias.
Sabemos muy bien que el sector
minero llamado “cooperativista” que existía en muy pequeña dimensión antes de
la vigencia del neoliberalismo, ha ido creciendo de un modo incontenible a
partir de la llamada relocalización de los trabajadores mineros de COMIBOL. El
gobierno neoliberal de Sánchez Lozada dividió todo el complejo minero nacional
entre el sector transnacionalizado (San Cristóbal), las empresas privadas, sus
propias propiedades y un sector llamado “cooperativo”, reduciendo COMIBOL
(sector estatal) a la mínima expresión.
Es éste precisamente el origen de un verdadero
engendro empresarial-sindical que amenaza con agredir directamente a toda la
población en la disputa entre sindicalizados de la minería estatal y los falsos
“cooperativistas”. El “cooperativismo”
minero que crece día a día, amenaza no solamente a sus creadores sino a
toda la población.
Actualmente nos encontramos con
un movimiento enorme que se acerca a los cien mil trabajadores explotados
económicamente por un sector privilegiado de verdaderos empresarios que
contratan mano de obra barata, que
trabaja del modo más primitivo que se puede imaginar, mientras los propietarios
de las “cooperativas”, llamados “cabecillas”, amasan verdaderas fortunas con el
trabajo sacrificado de sus trabajadores.
A decir verdad, la conducta del
Gobierno ha estado completamente desacertada, pues ha ido concediendo
paulatinamente una serie de beneficios y prebendas a ese sector que ya, a la
fecha, tiene una gran capacidad de presión con la movilización de miles y miles
de trabajadores que pueden desestabilizar a cualquier gobierno y no
precisamente en el sentido revolucionario, sino en una ampliación del sector
privado de la minería nacional con posibilidades de desnacionalizar toda la
minería del país.
Sabemos bien que el sistema general de la
cooperación es una forma productiva reconocida plenamente en la actual
Constitución Política del Estado, pero este reconocimiento no puede alcanzar a
falsas “cooperativas” que en realidad no practican la cooperación, sino un vulgar
y corriente sistema capitalista de propiedad privada pequeña y mediana que
desarrolla la explotación del hombre por el hombre.
El criterio electoralista que
parece conducir la política minera del Gobierno, ha ocasionado un problema
mayúsculo que será difícilmente conjurado. Por de pronto lo urgente es impedir
que el sector privado “cooperativista” siga creciendo en desmedro de la minería
nacionalizada, pues es imposible que, en las actuales circunstancias, se logre
que el “cooperativismo” minero se transforme en un auténtico sistema de
cooperación de acuerdo con la Ley vigente del cooperativismo en general.
Los acontecimientos lamentables
que ocasionaron estos trabajadores con su criminal lanzamiento indiscriminado
de dinamitas, no puede pasarse por alto y debe ser identificado el asesino que
lanzó dinamitas contra la sede sindical de los mineros asalariados. La vida del
minero Choque debe ser investigada por el Ministerio Público.
Ahora el “cooperativismo” minero
movilizado, amenaza con un bloqueo de caminos a nivel nacional que puede
ocasionar nuevos enfrentamientos no solamente con el sector sindicalizado
minero, sino con la población en general que tiene el derecho de circular
normalmente por el territorio nacional.
PCMLM - FUA

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